We Were There - III: Lo que se esconde detrás del diseño de Montana Colors

UNA NOVEDAD TAMBIÉN ESTÉTICA

Crear por primera vez una marca de pintura en spray para la escena del Graffiti, desde cero, comportaba muchos pasos a seguir. Uno de los más interesantes para estudiar ahora, después de casi 27 años, es el que engloba el aspecto gráfico del producto.

Todo lo que se producía en el mercado local hasta ese momento no destacaba, ya que no se prestaba atención a los aspectos estéticos de este tipo de productos. Botes tradicionalmente blancos con palabras e iconos relacionados con la pintura y el bricolage o con el mercado de la automoción; sin demasiada originalidad y ciertamente aburridos. Así que se tenía que hacer algo distinto, acorde con la filosofía de lo que se estaba creando. Por ejemplo, el no seguir jugando al “blanco y teñir el bote de negro” ya suponía una brazada a contracorriente.

EL ORÍGEN DE LA FAMOSA BOLA 

Jordi Rubio siempre observaba los diseños de cualquier producto y encontraba inspiración en los lugares más inesperados. Tenía en sus manos un bote de desinfectante para lentillas que lucía una cuadrícula. “Me mostró el bote y me dijo que le gustaba la cuadrícula, que era un buen punto de partida para hacer el primer diseño” explica Mar Roig, la diseñadora del grafismo de Montana Colors en sus primeros años. Este mismo producto impulsó también la idea de poner el nombre en vertical, como ya se veía en algunas latas de refrescos.
La bola, que se transformó en el primer icono reconocible de la marca, también fue creación de Mar. “Me inventé un icono que englobase 3 ideas: el mundo, el color y la pintura”, explica.
La ya famosa “gama RAL”, de la que hablamos en el episodio previo, que se había popularizado entre los escritores de Graffiti durante el año anterior, había “puesto de moda” algunos colores. El Violeta Erika y el Azul Turquesa eran super ventas, así que fueron candidatos elegidos para formar parte del logotipo.

EL RÁPIDO ÉXITO HIZO CONVERTIR LOS DISEÑOS DE CARÁCTER PROVISIONAL EN DEFINITIVOS

Detrás de este proceso de creación no había un estudio de mercado ni una pretensión de imagen de marca o de crear influencia. Todo se iba improvisando a medida que sucedía y todo tenía un cariz provisional. Después, las cosas sucedieron más rápido de lo que nadie imaginaba y los elementos gráficos se fueron consolidando y transformando en componentes que sirvieron para generar merchandising como ropa o adhesivos. Aún así, los colores de la bola se mantuvieron flexibles y fueron variando con los años acercándose cada vez más al registro CMYK, un standard del mundo de la impresión gráfica. 

El 25 de junio de 1994, durante la celebración del primer festival que reunía escritores de varios países europeos en Barcelona, se presentaron las primeras muestras. Los participantes quedaron impactados con el aspecto de aquellos 200 botes Classic de color negro, pero guardaremos esa historia para otra ocasión...