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Volver We Were There - X: 1995 – Próxima parada, Europa: ExportaciónEUROPA MIRA A BARCELONA: MUROS, TRENES Y SPRAYS
A mediados de los 90, Barcelona era un espacio mágico para los escritores de graffiti de toda Europa. La permisividad de las autoridades y la falta de normativas para controlar el Graffiti en la ciudad, hacían de ésta un pequeño paraíso que, además de zonas industriales en desuso, incluía varías lineas de metro y largas líneas de ferrocarriles como la Renfe y los FGC.
Desde que en 1993 se abrió la tienda, los visitantes tenían un lugar de conexión, un punto de partida desde dónde se podía conectar con la escena local, descubrir los “spots” ideales para pintar y eventualmente contactar con escritores autóctonos.
El evento de 1994 Aerosol Art ayudó además a crear una red de conexiones muy extensa que detonó, por ejemplo, la creación de nuevos fancines y la organización de excursiones veraniegas de varias semanas a través del InterRail, un billete único que permite viajar por todas las líneas de trenes de Europa con una tarifa plana previamente pagada.
LA PRIMERA PARADA DE INTERRAIL
Ya en 1995 era habitual que cada semana apareciese un grupo de escritores con sus mochilas por la tienda Bunker (antigua Game Over Shop), primer punto oficial de venta de Montana Colors. La metodología era sencilla, llegar a la ciudad, ir a comprar pintura, instalarse en el hostal e irse a pintar inmediatamente. Pero Barcelona destacaba en algo, era la primera parada preferida por muchos de la ruta InterRail debido al precio y la calidad de la pintura que se podía comprar en Bunker.
Tras varios días pintando en la ciudad, los “excursionistas” pasaban por Bunker y llenaban sus macutos de pintura fresca para usarla en los siguientes destinos.
Este es el primer fenómeno de exportación de Montana Colors, casi involuntario. Los escritores viajeros eran los embajadores. Pintaban con Montana en París, Berlín, Bruselas, Milán, Berna, Amsterdam, etc y daban a conocer la marca en la escena de cada ciudad. Esto causó un efecto dominó y Barcelona se vio invadida más que nunca hasta ese momento por escritores europeos.
UN FENÓMENO ESPONTÁNEO DE EXPORTACIÓN
Blef y Dafne eran 2 escritores de Génova (Italia) que vinieron a Bunker referenciados por el editor de la revista AELLE Magazine, la primera revista italiana con la que Barcelona Game Over Magazine hacía intercambios. Habían visitado la ciudad anteriormente para pintar pero durante ese año (1995) sus viajes en tren comenzaron a ser particulares ya que venían a llenar sus mochilas de sprays y se volvían en el mismo día.
Blef y Dafne compraban pintura para los escritores de su ciudad en lo que vendría a ser un acto legítimo de importación de mercaderías.
Muchos otros escritores acabaron haciendo lo mismo y no solo eran de otros países europeos, también de otras ciudades españolas en las que era muy difícil conseguir pintura decente.
“Yo conseguí una revista Game Over aquí en Suiza y escribí a Kapi cartas para intercambiar fotos y así comenzamos una amistad. La primera vez que fuimos a Barcelona fue en 1995, estábamos de InterRail y queríamos visitar varias ciudades españolas comenzando por esa. Así fue como probamos por primera vez la pintura Montana y conocimos de primera mano la escena de la ciudad.”
Bruno Corral “Rayo”.
SUIZA, ESCOCIA, HOLANDA…
Pero el acto de cargar mochilas y macutos tenía sus limitaciones y así aparecieron los primeros visionarios que pensaron en importar la pintura de otra manera, comprando directamente a la fábrica de Montana y atendiendo a las condiciones industriales que esto requería (pedido mínimo de un palet, documentos de importación, etc).
Suiza (Lucerna) a tarvés de Bruno Corral y José Navarro, y Escocia (Edimburgo) con Adam Yowell y Chris Young fueron los primeros países a los que Montana hizo una exportación formal pero durante el año siguiente todos los países europeos dónde el Graffiti era un movimiento importante recibieron sus primeros pedidos gracias a escritores que encontraban el modo de importar y vender o de tiendas ya funcionales que atendían la demanda de sus clientes. Henxs Shop en Amsterdam es un buen ejemplo. Esta tienda pionera, dirigida por Henk Kramer, vendía pintura en Spray en los días que habría el mercado callejero que tenían en la plaza de al lado y en 1996 comenzó a vender productos Montana estableciéndose como una de las primera tiendas fuera de España con la marca.
En ese mismo año se empiezan a gestar los distribuidores que abarcarían territorios más grandes y suministrarían a varias ciudades simultáneamente.
“Yo hacía los pedidos por fax y Jordi Rubio nos enviaba un camión entero que lo recibíamos en la empresa de mi primo Jose Navarro (Spide) en Lucerna (Suiza). Hicimos seis o siete pedidos desde 1995 hasta 1999. Almacenábamos la pintura en el trastero de mi prima para esconder el negocio a mis padres ya que no les gustaba “eso del Graffiti”.
Vendíamos los botes a gente de toda Suiza que venía a vernos, a muchos que pintaban trenes y que flipaban con la gama de colores. En esos tiempos en Suiza se usaba Sparvar y Montana era muy diferente en calidad y tonos. Venían a nuestro pueblo desde las ciudades grandes como Zurich. Precisamente ahí encontramos el primer punto de venta dónde dejar la pintura y actuar como distribuidores, no solo como vendedores en mano. Fue la primera tienda en Suiza que vendió botes Montana. A través de la tienda, la marca llegaba a mucha más gente porque cuando vendíamos en nuestro trastero, solo venían los que nos conocían.
También vendíamos los botes en “jams” de hip-hop. Llenábamos el maletero y allí mismo los escritores nos compraban. En las jams que hacían en la parte alemana de Suiza venían muchos visitantes de Alemania. recuerdo por ejemplo como la gente de Frankfurt (que después serían los primeros distribuidores allí) encontraron por primera vez los botes Montana, en una fiesta muy importante en la ciudad de Biel.
Con el tiempo, en las jams acabábamos vendiendo a escritores de todos los países próximos a Suiza, pero sobre todo y por proximidad, de Alemania.”
Bruno Corral “Rayo”
INCLUSO CLIENTES EN MICRO BUSES
En la segunda mitad de los 90, cuando la red de distribución iba tomando forma y dejó de ser difícil conseguir productos Montana en casi toda Europa, todavía aparecían en la puerta de la tienda Bunker microbuses de viajes organizados por escritores del norte del continente que venían casi exclusivamente a comprar. Muchos escritores seguían considerando que hacer un viaje a Barcelona para cargar las maletas de botes, pintar algo por la zona y volverse a sus ciudades respectivas, seguía siendo más rentable que comprar la pintura en sus ciudades al precio que los vendedores de allá consideraban como adecuado, en los que obviamente, se incluían los gastos de importación y transporte.
CompartirEnero 08, 2021CategoríasCategorías10669